PRIMERO, HAZ UN MAPA

Alberto Benitez
2 min readJul 25, 2023

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Se puede aprender a escribir poderosamente al leer a Maquiavelo.

Cuando leemos El Príncipe hay una sensación de avanzar paso a paso, con determinación y dirección. La técnica que podrías utilizar ahora mismo es esta: divide claramente los temas de tus ideas.

El tema que quieres exponer sin duda está formado por varios sub temas. No importa si son dos o tres, u ocho o catorce. Si tú los separas y te refieres a cada uno en orden el que te lee sentirá que contigo va por un camino bien pavimentado, bien iluminado y recto.

Si has reflexionado en los sub temas de tus temas, entonces el lector podrá muy rápidamente seguir el camino que tú deseas que recorra y que lo lleva exactamente a saber, a aprender lo que querías enseñar.

Piensa en tu lector como alguien que sube al Metro. Lleva prisa. Está dentro de una especie de laberinto: puede tomar muchos caminos pero sólo uno lo lleva a dónde tú desea llevarlo. Es muy fácil desviarse. La multitud junto a él puede hacer que se pierda.

Agrega esta dificultad: una persona en el Metro puede preguntarle a otra. Tu lector no puede preguntarle a nadie. No tiene a nadie más que a ti, el escritor, para llegar a donde tú lo estás llevando. Si no llega, la mayor parte de la culpa está en el que diseño el camino y las indicaciones para moverse dentro de ese camino.

Si tú antes de escribir has trazado un mapa como el del Metro para tu texto, entonces puedes regalárselo al lector para que no se pierda nunca.

Leer el Príncipe da la sensación de avanzar sin vacilación y sin obstáculos dentro del Metro de una gran ciudad como si siempre nos hubiéramos movido dentro de él.

Mira el primer capítulo de El Príncipe:

“Todos los Estados, todos los dominios que han ejercido y ejercen soberanía sobre los hombres, han sido y son repúblicas o principados. Los principados son hereditarios o nuevos. Los nuevos o lo son del todo, como lo fue Milán bajo Francisco Sforza, o son como miembros agregados al Estado hereditario, como es el reino de Nápoles para el rey de España. Los dominios así adquiridos están acostumbrados a vivir bajo un príncipe o a ser libres; y se adquieren por las armas propias o por las ajenas, por suerte o por virtud”.

El lector no puede perderse con este mapa, que está dónde debe estar: exactamente al inicio del viaje.

Empieza pues por dibujar el mapa de tus ideas, y ponlo a la entrada de tu texto, sin confusión ni ambigüedad.

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