HISTORIA POLÍTICA PARA Z’s

Alberto Benitez
4 min readAug 15, 2024

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Dos de tres en la historia contemporánea de México

¿Cómo ayudamos los escritores a los más jóvenes?

Un historiador de izquierda, Eric Hobsbawm, estaba alarmado por la ignorancia que la gente joven tiene de la Historia. No porque pensara que la historia se repite y que al ignorarla lo jóvenes perdieran recursos para dirigir el mundo, sino porque a fin de cuentas la Historia es un recuento de errores que si se consideran, si se reflexiona en ellos, pueden aprovecharse.

Bueno, tiene razón: los jóvenes mexicanos, por ejemplo, no tienen idea de la historia de su país. No saben nada de Carmen Romano, la primera esposa del expresidente José López Portillo (presidente de México entre 1976 a 1982).

Los funcionarios de la época recuerdan que Carmen Romano, la Primera Dama, había ordenado instalar un piano en todas y cada una de las habitaciones de Los Pinos (la residencia presidencial oficial) para que ella pudiera “practicar”. Es en el libro: “La suerte de la consorte”, Sara Sefchovich relata que “en Europa, cuando la llevaron a conocer el piano del mismísimo Mozart se atrevió a probar su sonido nada menos que con el tema Palitos Chinos“. En París, se hospedó en el lujoso hotel George V, Carmen Romano se encontró con el problema de que su piano de cola de la afamada marca Steinweig no cabía, por lo que de inmediato mandó llamar al gerente del hotel y le pidió su autorización para tirar una pared pagando la indemnización correspondiente, lo que costó muchos miles de dólares, pero durante los siguientes días que López Portillo y su comitiva permanecieron en la Ciudad Luz, ella tuvo su piano de cola en su suite.

Esto pasaba en México entre 1976 y 1982.

El 13 de agosto de 2024, cuarenta años después de los desplantes de Carmen Romano, la esposa del actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, Beatriz Gutierrez Múller, tomo el zócalo para presentar su libro.

El zócalo de la Ciudad de México es una de las plazas más grandes del mundo. Más grande incluso que la Plaza Roja de Moscu. La plaza se cerró al tránsito para que la Primera Dama pudiera tener la presentación de su libro, titulado “Feminismo Silencioso”.

Alejandro Esquer, secretario particular del presidente Andrés Manuel López Obrador, fue el encargado de revisar que todo estuviera en orden: el sonido, las sillas y la valla que dividió a los invitados especiales y al público en general.

En primera fila, el aún presidente López Obrador y la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum. La presentación se transmitió en vivo por el canal de YouTube y la cuenta de X de la Secretaría de Gobernación

Participaron Luisa María Alcalde, secretaria de Gobernación; Rosa Icela Rodríguez, titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana; Raquel Buenrostro, secretaria de Economía; Manuel Bartlett, director de la CFE y hasta los titulares de la Defensa Nacional y Marina, Luis Crescencio Sandoval y José Rafael Ojeda, respectivamente. Además, Martí Batres, jefe de gobierno de la CDMX, y Delfina Gómez, gobernadora del Estado de México.Raquel Serur, embajadora de México en Ecuador asistió.

Me gustaría mucho que los escritores que leen estas líneas recordaran en qué presentación de qué libro recuerdan que haya habido este tipo de público, ¡y por favor nos lo compartieran!

Para que los políticos invitados pudieran acompañar a Gutiérrez Müller, la calle de Corregidora, a un costado del Palacio Nacional, se convirtió en un estacionamiento VIP, en el que las camionetas de los invitados especiales -sus choferes y hasta sus escoltas- aguardaron a que el evento concluyera.

Incluso hubo decenas de personas que detrás de las vallas trataban de ver de lejos al presidente y la futura presidenta, a quienes les dedicaron las porras “es un honor estar con Obrador” y “es un honor estar con Claudia hoy”.

Y todavía hay un tercer caso de estas acciones en la historia contemporánea de México.

Es la imagen que acompaña a este texto: en el sexenio anterior al de López Obrador, el de Enrique Peña Nieto (2012 a 2018) la entonces Primera Dama, Angélica Rivera, se mandó sacar unas fotos en Los Pinos.

Me cuesta trabajo creer que a alguien esto lo deja indiferente. Mucho más creer que esto le parece “normal” y hasta “aceptable”.

Pero no lo sé.

Este evento y la memoria de aquellos otros de hace cuarenta años, me urgen a enseñar Historia no sólo de manera más clara sino más puntual para los jóvenes. Y no separarlos por nacionalidad sino contarles a todos los jóvenes la historia política de todos los países del continente, para que puedan quizás aprende de los errores de los adultos.

Al final, los adultos educamos, por nuestros vicios o por las virtudes que podamos tener.

Sería estupendo que otros escritores compartieran historias políticas de todo tipo para que los más jóvenes tuviera una visión más amplia y más profunda del mundo.

Yo mismo lo haré al menos una vez por semana a partir de hoy.

Me encantara leer tus historias.

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