HISTORIA, MADRE DEL MARKETING
Cada año se invierten decenas de millones de dólares (y millones de euros y millones de yenes y millones de wons) en videos, libros, guiones de Historia.
Cada año sale una, tres, cinco series o películas “históricas”. Y siempre funciona. Una serie o película en particular puede tener mayor o menor suerte, recibir menos o más premios, tener una ganancia menor o mayor, eso depende de muchas circunstancias.
Esto es una paradoja: mientras la Historia es una veta aparentemente inagotable para la producción de contenido que se vende bien, los pappers que los maestros hacen nunca trascienden al mundo real y sólo reciben atención de pocos de sus colegas. Victor Davis Hanson, historiador norteamericano especializado en historia militar identificó este problema al presentar hace años una propuesta de investigación, para ser rechazado por sus directores, Él pensó que el tema (si un ejército podía causar la rendición de sus enemigos destruyendo sus campos agrícolas) era de interés académico obvio. Pero lo rechazaron.
Y mientras las universidades menosprecian los relatos de guerra en la Historia, todas las plataformas ganan buen dinero con series sobre los mismos temas que la academia rechaza “porque no tienen suficiente interés”.
¿Pero cuál es el interés que debería dirigir el manejo del presupuesto en las universidades o en los estudios cinematográficos?
Hay un interés de los académicos, y está el interés de todos los demás.
El interés de los académicos tiene la ventaja de que puede ser muy claro y muy definido. Ellos son muy pocos y comparten los mismos prejuicios. Lo que consideran “importante” se contagia de los viejos a los jóvenes en las clases, se anuncia en congresos y conferencias. Pero sobre todo, las universidades son un sistema jerárquico en el que unos, por su posición en la pirámide, definen y mandan qué tema son “importantes” y otros obedecen y trabajan sobre eso que les han dicho es lo importante.
En cambio, el interés del público no es piramidal. Es legión.
Se entiende que los académicos se espanten apenas se les pregunta si sus investigaciones tienen interés. Y no sólo por la multitud de temas que al gran público llama la atención. También por los enfoques que prefieren en el tratamiento de los temas.
Definir cuál es el interés del público es complicadísimo. Es un juego tan difícil que hasta provocó el nacimiento de una disciplina, la mercadotecnia, que intenta crear herramientas para saber y definir justo eso: lo que el público quiere.
Decir que la Historia causó el nacimiento de la Mercadotecnia es una exageración. Pero afirmar que la ruptura entre el interés de las academias de Historia y el interés del público general por la Historia es en sí mismo un complicado problema de Mercadotecnia, es un razonamiento correcto.
NOTA: Victor Davis Hanson cuenta esa anécdota en su Why Study War?, 2007, en el link